Soy Tripulante de Cabina de Pasajeros, azafata para los amigos, y en esta ocasión vengo a contarles algo que me pasó hace un tiempo. Volvía de Montreal, Canadá con vuelo hacia Ciudad de Buenos Aires, Argentina. En medio del recorrido conocí a un pasajero, empresario latino, me llamó la atención su acento, parecía alemán. Hablé con el, y su manera de actuar me sedujo, tanto que al aterrizar fuimos a su hotel, para, bueno ya sabes.. conocernos un poco. Llegamos y me tomó algunas fotos de recuerdo, pero en un instante me desvanecí. Al abrir los ojos estaba completamente maniatada, lo cuál en un principio hizo que tuviese mucho miedo, pero luego el roce de las cuerdas me produjo mucha excitación, una sensación casi inexplicable. El solo quería pedir dinero por mi rescate, yo solo quería cogermelo.
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